Todo esto tuvo lugar cerca de las 20.15 en Balcarce y Moreno, cuando un adolescente de 16 años regresaba a su casa a bordo de una bicicleta y en la puerta fue interceptado por dos motochorros. Los mismos, a punta de pistola, le quisieron robar la bici.
Tras un forcejeo y escuchar unos gritos, el padre del joven, un hombre de 47 años, salió con una pistola 9mm de la que es legítimo usuario y, luego de que uno de los maleantes le dijera a otro 'matalo, matalo', efectuó entre cinco y ocho disparos hacia estos rastreros.
Uno de éstos recibió disparos en la región parietal, en el pecho y en la cabeza. El otro, en vez de hacerse el poronga, rajó como cobarde.
Inmediatamente acudió una ambulancia del SAME, que lo llevó moribundo al hospital Iriarte, pero cuando apenas llegó, no había forma para salvarlo ya que el diablo se lo chupó.
Según fuentes policiales, este hampón no era un angelito de Dios, ya que tenía varias causas por delitos similares cometidos en la zona con otros cómplices, donde generalmente sus víctimas son alumnos que salen de colegios del barrio.
Volviendo a este acto de valentía, se acercaron al lugar móviles policiales del Comando y de la comisaría 1° para realizar las investigaciones en base a testimonios vecinales y a través de las cámaras de seguridad aportadas por este justiciero. Asimismo acudió personal de Tránsito y de Patrulla Urbana que cortaron la circulación vehicular a una cuadra a la redonda para facilitar la labor policial.
En principio, la fiscal Mariana Curra Zamaniego, a cargo de la UFI N°6 de Quilmes, lo dejó en libertad, pero le imputó el delito de “homicidio con exceso en la legítima defensa”. Según la funcionaria judicial, el hombre "tuvo una reacción desproporcionada", ya que ambos ladrones estaban escapando del lugar y "ya no había una situación de riesgo inminente".
Sin embargo, la fiscalía decidió dejarlo en libertad debido a que tenía toda la documentación como portador de la pistola utilizada, desde un primer momento prestó colaboración en la causa. Fuentes aseguran que este señor adquirió el arma de fuego luego de sufrir una entradera dos años atrás.
Por ello, la mencionada fiscal fue más inteligente y no le imputó una calificación más gravosa como la de “homicidio simple”. Sino esto sería el colmo, dado que estaba en riesgo la vida del joven asaltado.
Pero a pesar de todo esto, podemos tener la conciencia tranquila de que este argentino bien parido hizo las cosas como tenían que ser, protegió a su hijo (pronto a convertirse en hombre), y mandó a este maleante (mejor que sean dos) a los brazos de Satanás.