María Luisa Belén Muñoz, de 34 años, sufría constantes maltratos por parte de Alejandro Albornoz, quien fue detenido tras confesar el crimen.
Este domingo, cerca de las 4 de la madrugada, en las calles 115 y 12, María Luisa estaba en la casa de su hermana jugando al bingo, quien vive en el mismo terreno. Al finalizar, se retiró a su hogar y expresó «Me voy a bañar y me acuesto”.
Minutos después se escuchó un fuerte grito: «Ale, no», y la hermana de la víctima decidió acercarse a su hogar para ver qué sucedía. Como no pudo entrar, intentó contactar a María Luisa por celular. Pero nunca le respondió y decidió establecer comunicación con su cuñado. “Ahora no puedo atenderte, se me acabó el tiempo”, le dijo Albornoz quien terminó llamando al 911 para confesar el crimen.
Cuando la policía llegó al lugar e ingresó al domicilio, se encontró con una de sus cuatro hijos. Siguieron recorriendo la casa y encontraron la peor escena en el baño.
“La víctima estaba muerta en la bañera y con múltiples heridas de arma blanca”, dijeron. Luego de entrevistar a Albornoz, los efectivos detectaron que el hombre se había cambiado la ropa ensangrentada y la había escondido, junto a la navaja utilizada para matar a la mujer, en un cuarto del fondo, donde acumulaba distintos objetos.
“Hubo que revolver bastante para encontrar todo”, indicaron los efectivos.
Más tarde, la autopsia al cuerpo de la víctima determinó que presentaba 24 heridas de arma blanca, la mayoría en la zona del tórax e, incluso, defensivas, en los miembros superiores.
El caso es investigado por el fiscal Daniel Ichazo, titular de la Unidad Funcional de Instrucción Descentralizada 1, quien tomó testimonios a varios de los familiares directos de la víctima, presentes al momento del crimen.
Según relataron los familiares de ella, Albornoz ejercía violencia psicológica.
El hombre se mudó a la casa de la mujer en el 2020. Durante ese tiempo afirmaron que “él la aisló de toda su familia. Sin embargo, a través de la Iglesia, ella pudo comenzar a vincularse nuevamente con sus afectos y, en julio pasado, arrancó a trabajar”.
María ya había sido maltratada: denunció al padre de sus primeros tres hijos y no quería volver a repetir la misma situación, por lo que el caso nunca llegó a la Justicia.
En noviembre, Muñoz le pidió a Albornoz que se fuera de su casa, pero él le pidió más tiempo. El hombre había sido denunciado por su mamá por violencia doméstica y no tenía donde ir.
“Aunque él la ‘psicopateaba’ con eso, ella estaba convencida de que podía manejarlo y que, tarde o temprano, se iba a terminar yendo«, contaron. Pero el victimario nunca se fue y le quitó la vida a María y a sus hijos, su mamá.