En la madrugada del sábado seis delincuentes encapuchados coparon una casa de Primera Junta al 900 casi esquina Emilio Zola con fines de robo. Allí viven un matrimonio de jubilados. Los desvalijaron. Según el relato de Ana, ella escuchó un estruendo muy fuerte mientras dormía. Pensó que hubo una explosión, pero eran los malvivientes que patearon la puerta de entrada, luego de barretear primero la reja que aseguraba la misma. En ese momento se acercaron dos sujetos al dormitorio y, a punta de pistola, les exigieron dinero en efectivo, tanto en pesos como en dólares. Ella se asomó para intentar escapar pero vio al resto de los integrantes de la gavilla. Les revolvieron toda la casa en busca de algún botín. No lastimaron a nadie a pesar de las amenazas con las armas, pero los maleantes se llevaron dinero en efectivo, algunas alhajas, teléfonos celulares, prendas de ropa, calzados y demás pertenencias. Fue tan impresionante el atraco que Ana no puede saber qué más se llevaron, y se da cuenta cuando algo le falta. La denuncia hasta el día de la fecha aún no fue radicada, dada la desconfianza que siente hacia ciertos efectivos: “la policía los conoce, sabe quiénes son los que roban. Son de acá de los barrios, seguro que me conocian. No pasa nada”, acotó.
QUILMES: PESADILLA POR 6 - ENCAPUCHADOS ASALTARON CASA DE MATRIMONIO DE JUBILADOS
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En la madrugada del sábado seis delincuentes encapuchados coparon una casa de Primera Junta al 900 casi esquina Emilio Zola con fines de robo. Allí viven un matrimonio de jubilados. Los desvalijaron. Según el relato de Ana, ella escuchó un estruendo muy fuerte mientras dormía. Pensó que hubo una explosión, pero eran los malvivientes que patearon la puerta de entrada, luego de barretear primero la reja que aseguraba la misma. En ese momento se acercaron dos sujetos al dormitorio y, a punta de pistola, les exigieron dinero en efectivo, tanto en pesos como en dólares. Ella se asomó para intentar escapar pero vio al resto de los integrantes de la gavilla. Les revolvieron toda la casa en busca de algún botín. No lastimaron a nadie a pesar de las amenazas con las armas, pero los maleantes se llevaron dinero en efectivo, algunas alhajas, teléfonos celulares, prendas de ropa, calzados y demás pertenencias. Fue tan impresionante el atraco que Ana no puede saber qué más se llevaron, y se da cuenta cuando algo le falta. La denuncia hasta el día de la fecha aún no fue radicada, dada la desconfianza que siente hacia ciertos efectivos: “la policía los conoce, sabe quiénes son los que roban. Son de acá de los barrios, seguro que me conocian. No pasa nada”, acotó.
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