INSOLITO: LES DEBEN UN AÑO DE ALQUILER Y LOS MANDAN A DESALOJAR DE SU PROPIA CASA

EL INQUISIDOR ONLINE
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[INFORME ESPECIAL] Cosas que solamente ocurren en la República Argentina. Este lunes un matrimonio de jubilados fue desalojado de su propia casa en Quilmes en beneficio de unos inquilinos que no figuran en el contrato de alquiler y encima dejaron de pagarles la renta desde hace un año. Esta noticia tomó de sorpresa al vecindario, y salieron a apoyar a los abuelos. Esto se debe dado que el hijo de uno de ellos realiza fiestas descontroladas en la vivienda en horas nocturnas y descuida de la limpieza. Tuvieron que convocar a tres móviles policiales para que se retiren de la vivienda.

Todo comenzó cuando en el 2019 Marcelo (72) y Silvia (69), la pareja de ancianos damnificada, puso en alquiler su dúplex de la calle Solís al 400 entre Sarmiento y Paz para irse a vivir a Brandsen por temas familiares. Firma un contrato de alquiler por dos años con una mujer de apellido Ortega, su hijo y su pareja de entonces. Con la plata de la renta, sustentaban el alquiler de la casa donde vivían en Brandsen. A los dos meses sus inquilinos son protagonistas de una acalorada y violenta discusión donde el hombre se fue de la casa agredido por la señorita Ortega, quien se queda a vivir allí. Tiempo después ella llama a Silvia por un problema en la casa. Entonces ella se viene para Quilmes y le cuestiona su estadía, teniendo en cuenta que la señorita no forma parte en el contrato. Ortega alega problemas de salud para no poder mudarse (estaba trasplantada). Le prometió hacerse cargo de pagar el alquiler para seguir viviendo en el dúplex. Silvia cedió pero al poco tiempo estalló la pandemia y, debido a la imposición de la primera cuarentena, no se podía cobrar intereses por retraso de pago de los alquileres y mucho menos desalojar a los inquilinos. Esto le vino a la ocupante como anillo al dedo, y no pagó la renta ni los servicios básicos hasta el día de la fecha. Esto le perjudicó mucho al matrimonio que en ese momento vivía en Brandsen, que no vieron ni un peso. La deuda con ellos ascendió a $300 mil.

A finales de marzo se le venció el contrato a los abuelos, y como no pudieron pagar el alquiler de la casa donde vivían, son desalojados. Ellos vuelven a Quilmes, y conversan con la señora. Élla le pidió una extensión de dos meses, ya que también se venció el contrato. Aseguró que iban a pagar por adelantado una considerada cantidad de dinero. Pero al momento de firmar el contrato, la inquilina dio marcha atrás. De ese entonces los jubilados andan de casa en casa.

Silvia y sus vecinos del duplex denuncian que esta señora anda a los gritos, a los golpes y maltrata a su hijo de 17 años. Además, cuando la inquilina no está en la casa (por asuntos médicos), queda este chico, que realiza fiestas y juntadas donde invita a su gente y están con la música fuerte durante la madrugada, además de andar a los gritos, borrachos y drogados. Hasta se denunció que traen chicas para tener sexo. Este joven (que, según los vecinos, dejó la escuela hace dos años) descuida de la limpieza del hogar, dado que en los últimos días vieron que había cucarachas por todos lados, y caca de perro. También encontraron latas y botellas de alcohol, restos de comida y preservativos usados. Además de eso, hallaron cigarrillos de marihuana armados. 'A dos personas mayores dueñas del hogar nos desalojan para que venga un pendejo a seguir haciendo quilombos', expresó Silvia.

Las palabras de la heptagenaria fueron literales dado que, luego del desalojo, terminó viniendo este 'buen vecinito', muy repudiado por la gente de la cuadra. Lo trajeron con custodia policial y acompañado de un pastor de una importante iglesia evangélica local.

En el lugar intervino la fiscal Santoro, que hizo cumplir esta insólita decisión judicial. Decisión que solo tomó la situación de la señora Ortega (madre del revoltoso) por su estado de salud y no de este matrimonio de jubilados, que no tienen en donde vivir, y mas en una situación de vulnerabilidad como lo es la pandemia del COVID-19. Solo queda la esperanza de que la justicia se incline del lado correcto. Durante el atardecer del lunes los vecinos salieron a hacerle el aguante a Marcelo y a Silvia, mientras ellos cargaban sus cosas en el auto de su yerno para pasar la noche en la casa de su hija y un patrullero les llevaba la cama. Lo mas insólito de todo esto es que la policía cortó la calle Solís en esa cuadra para facilitar el desalojo.

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