Una mujer policía de 23 años asesinó a sangre fría a su novio siete años mayor que él disparándole a quemarropa en la costa de Zárate. Esto fue posterior a una de las tantas discusiones acaloradas por culpa de los celos de la persona que decía amarlo. Y todo esto fue a metros del padre de la víctima.
Esto tuvo lugar el viernes cuando Alejandro Barreto (22), un albañil y mecánico, fue desde su casa del barrio Asunción de Berazategui a esa zona del norte bonaerense a pescar con su padre, un amigo suyo del barrio y su novia, Milagros Ortiz (23). Primero fueron a pasarla a buscar a su vivienda de Solano, para luego partir. Ella se autoinvitó.
A la hora 22, mientras su padre y su amigo pescaban en la orilla, en otro extremo Alejandro y Milagros empezaron a discutir. La tensión empezaba a subir hasta que fue insostenible. Fue el momento en que el padre de Barreto intervino separándolos al grito de 'Ya está, ya está'.
Esa situación fue aprovechada por Ortiz, que fue hasta el auto de los Barreto, un Peugeot 208 blanco y busco su arma reglamentaria, una pistola 9mm. Sin mediar palabra alguna, la oficial -que desempeña su labor en Lanús- efectúa dos disparos de los cuales alcanza el pecho de su novio, cercano a su corazón. Todo esto delante de los ojos de su padre y de su amigo.
Su progenitor forcejeó para sacarle la pistola a quien decía ser su nuera y lo logró, pero el daño ya estaba hecho: Alejandro cayó mal herido producto del tiro mortal.
Gravemente herido, lo llevaron los tres a gran velocidad desde el auto de la familia hasta un puesto de Gendarmería para reclamar asistencia médica y detuvieron a Ortiz tras confesar fríamente haber disparado a su novio. Se acercó una ambulancia del SAME que asistió a Barreto pero no resistió y falleció en ese lugar.
La familia de Alejandro sabía que este final iba a ocurrir porque desde que empezó la relación, hace casi dos años con sus idas y vueltas, este tipo de discusiones eran moneda corriente, a tal punto que en la mayoría de las veces Ortiz lo golpeaba salvajemente, lo apuntaba con su arma y lo amenazaba de muerte. Esta situación fue advertida por sus familiares que llegaban a tiempo para frenarla y evitar que ocurra un crimen como el del pasado viernes.
La mujer policía no podía ni ver a la familia de su pareja ya que no les caía bien y les tenía desprecio. Ella le impedía tener contacto con sus parientes y cada vez que ella iba a su casa, lo encerraba en su cuarto.
Malena, una de sus hermanas, habló este mediodía con EL INQUISIDOR ONLINE mientras lo velaban en su casa de la calle 12 al 6000 y recordó una de esas situaciones: "Una vez yo vine porque una vez ella le había pegado muy mal a mi hermano, y me metí yo, vine corriendo de la vuelta de mi casa" y describió a su 'cuñada' como una persona posesiva y tóxica.
Insistieron hasta el cansancio que él fuera a hacer la denuncia de estos episodios de violencia de género, pero hizo caso omiso y dejó pasar todo. Quizás por temor, quizás por amor. Pero lo cierto y lo concreto es que estos sentimientos le costaron muy caro.
Durante el fin de semana organizaron una colecta para trasladar el cadáver de Alejandro hasta Berazategui, que tuvo éxito para que este lunes fuese velado en la vivienda familiar y al día siguiente tuviese su descanso eterno en el cementerio municipal.
La causa, caratulada como 'Homicidio agravado por el vínculo', quedó en manos de la UFI N°7 de Zárate, a cargo del fiscal Alberto Gutierres.