Pero lamentablemente, la zona que se vio realmente afectada fue la del barrio San Pablo, precisamente la cercana a la parroquia San Pablo Apóstol. Los inmensos árboles tanto de la iglesia como de la homónima escuela, en 522 entre 619 y 621, se cayeron producto de esos ventarrones y terminaron en el asfalto, ocasionando todo tipo de desastres. Se vieron afectados el colegio, la parroquia, una carpa misionera ubicada en el terreno del colegio, y la casa de ejercicios espirituales, pegada al templo. Los que se vieron más afectados, fueron las casas y comercios de enfrente, que se quedaron presos de esos árboles caídos de más de 20 metros de altura, sin luz y sin agua. Hubo tejas rotas, caídas de tanques de agua y antenas televisivas, y un auto terminó con su luneta destruida. El obispo Carlos José Tissera, titular de la Diócesis de Quilmes, expresó su deseo de “acompañar a la comunidad educativa del colegio San Pablo, a la comunidad parroquial, a las familias de El Pato, también a las distintas comunidades educativas cuyos edificios se vieron afectados y a todas las personas que padecieron las inclemencias del temporal”.
A una cuadra de la iglesia, también padecieron las consecuencias dos instituciones emblemáticas de la localidad: El centro de jubilados y el Club El Pato. En el club, ubicado sobre la 523, se voló el techo del buffet, el viento derrumbó la torre con el tanque y tiró el portón de ingreso, varios tramos del alambrado olímpico perimetral, entre otros daños. Mientras que en el centro de jubilados, que en su lugar además funciona un centro cultural, se cayó un árbol, varias ramas y se volaron techos de chapa, ocasionando severos daños en su interior. Una de las zonas más afectadas de ese lugar, ubicado en la esquina de 620 y 523, fue una en donde estará destinado para una sala de espera.
A partir de las 9 personas municipal y de la delegación El Pato, a cargo de Irma Bauche, se acercaron para iniciar las tareas de tala, desmonte y remoción de esos árboles. Además se acercaron para colaborar militantes del Movimiento Evita, con su dirigente Matías Aguirre, quienes alquilaron tres camiones para terminar el trabajo ante la falta de servicio eléctrico. Cortaron árboles caídos y limpiaron las calles hasta el anochecer.