QUEJA DE VECINOS DE LA RIBERA CONTRA CHOFERES DEL 85 POR MALTRATOS A PASAJEROS

EL INQUISIDOR ONLINE
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En la tarde de ayer un grupo de vecinos de la ribera de Quilmes se congregó en la terminal de la línea 85 para repudiar las actitudes de ciertos colectiveros. Ellos denuncian que los choferes los hacen bajar de muy mala manera a los pasajeros de la zona que costea la costa quilmeña 30 cuadras antes del fin de su recorrido, en la terminal de Otamendi y Cervantes. Además, reclamaron la vuelta del 'Rondín', un servicio especial para los pasajeros que viven cerca del final de la ribereña avenida desde allí hasta Ciudadela. La movilización fue organizada desde Facebook para la tarde del miércoles. A la puerta de la línea 85 llegaron los vecinos bloqueando el acceso de los colectivos con pancartas, exigiendo que se vuelvan a realizar los tramos hacia el fondo de la avenida Cervantes, mientras que denunciaron que son constantemente atacados por algunos choferes con malas contestaciones. Una de las problemáticas por las que atraviesan los pasajeros, es que la terminal del 85 está ubicada en la Avenida Otamendi y Cervantes. Sin embargo, explicado por la empresa, los choferes tienen el deber de continuar su recorrido por la avenida Cervantes hacia la rotonda final, para aquellos que viven a varias cuadras de la terminal, en el caso que el pasajero lo indique. Por su parte, los pasajeros señalan que al llegar a la empresa, varios colectiveros los obligan a bajarse de la unidad asegurando que ya terminó su recorrido. También afirman que en otros casos, algunos choferes suelen insultar o maltratar indiscriminadamente a las personas. Alejandro Garro, gerente de la empresa SAES (Sociedad Anónima Expreso Sudeste, que opera la línea), salió a dialogar con los vecinos que, efusivamente, plantearon sus disconformidades. Destacaron que los históricos choferes, con más de 10, 20, 30 años de antigüedad completan el recorrido de punta a punta, mientras que los recién incorporados son los más reticentes en terminar antes de lo debido. La cuestión es obvia, el temor a sufrir algún delito. Pero no es excusa para desamparar a los pocos vecinos de bien que viven allí. Tras más de 15 minutos de diálogo intenso, Garro se comprometió a reponer el rondín, y a revertir la mala actitud de los choferes hacia los habitantes de la Ribera profunda. Y se cumplió: Desde hoy jueves volvió a funcionar el 'Rondín'. El servicio funciona de 7 a 17, con frecuencias cada 30 minutos para las personas que trabajan, estudian y viven en esa zona. 

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